Vivir y existir no es necesariamente lo mismo, es
más tu puedes vivir y no existir pero no puedes existir sin vivir, y no me
refiero a las cosas inanimadas, me refiero a cada ‘persona’, un ejemplo muy
sencillo es que si yo ‘vivo’ disfruto cada momento, soy feliz pero en algunos
momentos tiende uno a deprimirse, aburrirse y arrepentirse mientras que si yo
decido ‘existir’ disfruto cada momento, soy feliz, me asombro y lo
más importante, no me arrepiento. Según muchos filósofos solo tenemos una
limitada toma de decisiones (es absurdo perder tiempo en decisiones para luego arrepentirnos).
Pero las decisiones que realmente importan tales como:
¿Quién
decidió nacer?,
¿Quién
decidió el aspecto que iba a tener?,
¿Quién
decide cuándo va a morir?
Esas preguntas importantes nunca nos las hicimos,
simplemente han sido impuestas pero hay algo bueno, hay decisiones que tomamos
por nuestra cuenta, son tan básicas pero realmente importantes, por ejemplo:
¿Cómo
me visto ahora?,
¿Me
baño?,
¿Hago
la tarea?
Es cierto que responder estas preguntas que
parecen no tener trascendencia, ayudan a formar los detalles que hacen nuestra
esencia como seres perfectos, pero, la decisión más importante que vamos a
poder tomar sin que sea impuesta y sin ayuda de nadie es la siguiente:
¿Yo, quiero vivir o existir?
Vivir como tal es una parte de la filosofía
existencialista, ya lo dijeron los Epicúreos “Vive el momento”, ya lo dijo
Kierkegaard “Existe una fase estética donde se toman decisiones con relación al
placer”. El sentir placer en cada uno de nuestros actos es vivir, pero el
problema de vivir es que obviamos la importancia que tiene nuestro entorno
(naturaleza), pues damos como hecho que todas las cosas ya están descubiertas,
tienen un sentido lógico y que la naturaleza como tal es predecible.
Mientras tanto, existir, es no dejar morir el
asombro, la capacidad de asombro es estar siempre atento a cada detalle de la
naturaleza, cuestionarse el ‘por qué’ de las cosas, la ventaja de los humanos
que deciden existir antes que vivir es
que no hay arrepentimiento, pues, el existir es mucho más que vivir.
¿Por qué la gente se asombra
por ver el cielo rojo y no verlo azul?
¿Por qué la gente sufre la
pérdida de un ‘detalle’ preciado?
Es simplemente porque dan por hecho que el cielo
es azul, y que no tiene relevancia alguna, lo mismo pasa con los seres
queridos, dan por hecho que estarán al día siguiente después de despertarnos y
cuando esto no es así, con ello viene el arrepentimiento y la valorización de
los detalles, ese es el gran problema de solo vivir, pues a pesar que al vivir disfrutamos el momento, somos
perfectos y/o encontramos la felicidad que nos convierte en la esencia del
‘yo’. Esto no significa que este intacta nuestra capacidad de asombro. Nuestra
capacidad de asombro al vivir está muerta.
La capacidad de asombro en filosofía es admirarse
cada momento por lo complejo que es todo lo natural que nos rodea por muy
normal que este pareciese, es algo espectacular y si no te asombra, te podes
preguntar
¿Quién haya creado el agua, sabía que nos
moriríamos sin ella?
Esencialmente me dirían que sí, ya se sabía. Uno
toma agua y se sabe por leyes absolutas que dos litros de agua son
recomendables al día (realmente eso me puede interesar una mierda). Pero antes
de tomar una conclusión apresurada solo de imaginarse como el primer ser humano
se dio cuenta de esto, concluimos que realmente fue un ser que se asombró por
todo, pero, actualmente esto lo vemos absurdo, simplemente somos demasiado tontos
para valorar la naturaleza, por muy normal que esta puede parecer.
Todo lo complejo que tiene la naturaleza lo damos
por hecho (lo mismo ocurre con amigos y familia), damos por sentado que esto es
así y no cambiará y con ello nace la rutina y la famosa zona de confort.
El problema del aburrimiento y/o rutina no tiene
como solución el ampliar nuestra zona de confort (no digo de que no es bueno y
divertido experimentar cosas nuevas), la verdadera solución a este problema es
hacer que vuelva a existir nuestra capacidad de asombro, seguiremos siendo los
mismos seres perfectos con la diferencia que el arrepentimiento como tal, deja
de existir, valoraríamos cada detalle y por obvias razones, la felicidad perduraría
en nosotros.
“Un bebe al ver un
‘guau guau’ disfruta más su momento, ¿Por qué tú al ver un ‘guau guau’ no
disfrutas más tu momento?”
Luis
Figueroa
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